Así empezaban los primeros días de abril, con la gente en la calle y con un grado de descontento que se veía en los rostros de la clase obrera movilizada. Los hechos se fueron desarrollando de manera paulatina con el transcurrir los días y la decidía del gobierno hacia los problemas de la población trabajador, cuestión que viene siendo cuestionada desde las jornadas contra el gasolinazo de diciembre pasado.
Así las cosas, cada vez más departamentos se fueron sumando a las luchas. Pero hubo idas y vueltas que explicaremos a continuación respecto de cómo se terminaron dando los hechos.
En resumen, lo que se obtuvo es un mísero 10 mas 1 % de aumento salarial, muy por detrás de lo que la lucha dejo planteado como posibilidad.
La principal medida de lucha asalariada en años
En este punto nos detendremos para explicar los alcances y limites que ha tenido la huelga general. Lo primero que tenemos que decir es que fue la huelga más grande que ha tenido que sufrir el gobierno desde la asunción de Evo Morales. Si no llego a ser verdaderamente «general», sin embargo no dejo de tener su enorme importancia nos atreveríamos a decir.
El hecho es que se incorporaron varias decenas de miles de trabajadores, que la medida tuvo un alcance verdaderamente nacional, teniendo como epicentro a La Paz, donde se realizaron marchas por más de diez días consecutivos. Pero lo más destacable de todo fue que por primera vez en muchos años en el corazón de la pelea volvieron a estar importantes sectores de la clase obrera asalariada.
Los trabajadores movilizados fueron mineros, fabriles, magisterio, docentes y administrativos de la universidades y, finalmente, los rentistas.
Los que tuvieron mayor presencia fueron el magisterio en sus dos componentes el rural y urbano. Aclaremos que el magisterio rural era uno de los más importantes brazos de apoyo del gobierno entre los asalariados los años anteriores. Sin embargo hoy, el descontento ha llegado a que estos trabajadores tengan la suficiente experiencia con este gobierno como para comprender que el mismo no es un gobierno de los trabajadores.
La COB entrega una huelga que estaba para más
Pero hay que ver también las limitaciones que tuvo el primer ensayo verdadero de huelga general bajo el gobierno masista.
Una estuvo dada por el hecho que los mineros no estaban peleando por el aumento salarial; bien lo había dicho el ejecutivo de la federación de mineros que ellos «no estaban por el salario»…. Por esto no hubo la paralización de actividades en las minas; y no estuvo planteada la consigna de nacionalización de la minería privada, porque muchos compañeros en un grado atrasado de la conciencia, siguen defendiendo como fuente de trabajo a la minería privada.
Esta fue una de las causas por la que la huelga no haya sido más intensa y con mayor presencia minera en la ciudad. Y de esto se agarro el gobierno para decir que «la producción no estaba paralizada». Algo parecido paso entre los fabriles, pero con otro signo: la precariedad del trabajo hacia peligrar fuentes de trabajo si se paraba algunas fabricas. Sin embargo, la razón fundamental de que los fabriles no se hayan movilizado de manera contundente como el año pasado radica en los dirigentes burocráticos y no en otra parte.
De esto se pasa a la responsabilidad de la dirección actual de la COB a la cabeza de Pedro Montes. Porque la realidad es que la misma venia muy desprestigiada después de la traición del año pasado cuando dejo aislados a los trabajadores fabriles y del magisterio. De este punto parte muchos de los porqués no se pudo avanzar más en la lucha. Las traiciones se pagan algún día.
Ahí es donde la COB sale a negociar y lleva así, nuevamente, a vender una huelga que estaba en ascenso y polarizando toda la sociedad por dos centavos. Porque la huelga tenia todas las de ganar habiendo abierto una clara crisis política en el gobierno -que parecía que volvía a perder el control de los acontecimientos-, más cuando la huelga no tenia signos de desgaste y se preparaban más sindicatos entrarían a partir del lunes antes de las negociaciones.
El viejo truco reformista de acusar a los trabajadores en lucha como «agentes» de la derecha
Otro de los errores fue el haber salido de la huelga y no garantizar que el gobierno no tomara represalias. La salida del conflicto tendría que terminar imponiendo al gobierno que no tomaría venganzas, despidos o descuentos a los trabajadores. Pero la dirección de la COB no garantizo ni eso, que es elemental para mantener intactas las fuerzas de la lucha, y más aun cuando esas fuerzas parecen ser crecientes.
En palabras del Vicepresidente, García Linera se canso de desprestigiar a la movilización -más que desprestigiar, hacer declaraciones provocadoras-; al respecto dijo lo siguiente: “Merecen juicio compañeros dirigentes, merecen juicio, (…) su actitud es criminal: en vez de suero para el enfermo, dinamita para espantar niños (sic) ¡Nos tenemos que indignar!”. A esto le tenemos que explicar al Vicepresidente que los niños no se espantan de las dinamitas… sino del hambre que sufren; hoy día más de dos millones niños pasan hambre. Acá esta el límite de las mentiras del gobierno: el hambre llega primero a los niños donde la desnutrición se presenta a niveles catastróficos.
Por esto algunas centrales obreras departamentales rechazaron lo que decía la central boliviana. Y si el gobierno sigue por el camino de este tipo de declaraciones -como método para amedrentar a los trabajadores y enfrentarlos con otros sectores sociales- las cosas podrían radicalizarse, con el gobierno y con la burocracia sindical: no olvidar que siguen muy presentes las jornadas de fines de diciembre contra el gasolinazo.
Una de las cosas que salieron a la luz, es que el gobierno -como lo venia haciendo en los conflictos del año pasado-, acusa a cualquier sector trabajador que «saca los pies del plato» de ser «agente del imperialismo». Insistimos: esas son provocaciones que buscan aislar a los que luchan del resto de la sociedad, pero que podrían tener el efecto opuesto al buscado por el oficialismo llevando la polarización social a extremos que no se han dado hasta el momento.
Como lo que dijo el viceministro de Coordinación con los movimientos sociales, César Navarro, cuando señalo que la COB responda a “sectores de la ultraderecha que la tienen infiltrada”; una total mentira solo al servicio de la defensa incondicional de un gobierno, en definitiva, capitalista por mas «reformista» que se proclame.
Con estos argumentos, terminan diciendo que quien ataca al gobierno “socialismo comunitario” (que de socialista no tiene nada, y de comunitario, realmente, tampoco) es de derecha…
¿Porque la COB no fue hasta el final?
Desde un principio la COB quiso cerrar el conflicto en cuanto le dieran alguna miga de pan. La cuestión es que estuvo muy cuestionada la dirección desde el principio.
En un principio, que fue la primera reunión con el gobierno, la COB estaba medio con la idea de levantar, pero fueron las bases las que le imponen continuar la huelga.
Pero la cuestión clave es que la COB no impulso a que esta huelga se masifique en los niveles que se necesitaban para ganar el conflicto y doblarle el brazo al gobierno. Lo que se hizo de parte del Estado fue dar un mísero aumento para sacarse de encima a las movilizaciones. Y esto la COB lo hizo ver como un gran «triunfo»; mismo organizaciones de izquierda como el POR, que en primera instancia rechazaron el insignificante aumento, luego plantearon que «era lo más conveniente»…
La verdad es que la COB trabajo este conflicto con miras a su próximo Congreso, hoy aplazado hasta nuevo aviso.
Esta realidad plantea la necesidad de construir las direcciones revolucionarias que hoy no existen. Las tareas de incorporar nuevos sindicatos en la lucha no fueron realizadas seriamente. La Intersindical solo se mantiene en los márgenes que siempre estuvo y nunca salio desde donde se encontró. Para ganar estos conflictos, hay que tener organismos amplios para incorporar a la mayoría de los trabajadores. El CEDLA acaba de sacar un informe diciendo que el 60% de al población recibe un salario, desmintiendo la vil mentira del gobierno que solo lo reduce en un 15 % a la población asalariada.
En conclusión: la negociación por el 11 % es alejarse de lo central que es pelear por mejores condiciones de vida. En esto se equivoca la COB al levantar las manos y determinar «cuarto intermedio»; esto es incomprensible cuando la gente estaba para mucho más; o se comprende en que, en definitiva, Montes y cia no hacen otra cosa que terminar haciéndole el juego al oficialismo masista.
Para ganar las luchas es necesario construir un instrumento político.
Mientras estos acontecimientos se sucedan, es cada vez más necesario un organismo político desde los trabajadores y para los trabajadores. Este organismo tendría que ir en contra de todas las presiones sindicales que se viven en los conflictos, dejando de lado las mezquindades y el prestigismo de un sector o el otro, y conformar la más amplia unidad con los trabajadores y campesinos para pelear por una perspectiva que siente las bases de una alternativa a las mentiras del MAS y sus seguidores.
Esta organización tiene que tener el horizonte de formar la dirección revolucionaria que hoy falta en el movimiento obrero. A comparación del POR, que solo ve como política la cuestión sindical, enfrascándose en peleas gremiales, esta nueva organización tiene que dar la pelea a nivel político ampliando a todos los sindicatos que ya tienen una experiencia con el gobierno y que no ven una salida en el proyecto de «cambio» plateado por Morales y Linera.
Entonces, el proyecto es conformar un organismo que traspase los organismos sindicales y le de una perspectiva política revolucionaria a la lucha del movimiento obrero, conformándose a la vez como alternativa para dirigir la propia lucha.